Está a punto de estallar una guerra de dioses que sacudirá los cimientos de la tierra.
El destino empuja a los mortales y, a los que se resisten, los arrastra.
El fuego de Iara
Todos los mortales llevan en el pecho el Don, la marca laberíntica cuyo color indica qué dios los ampara. Darshek no. El mago luce un engendro de fuego hincado en la carne, y habrá de emprender un viaje por toda la tierra conocida para hallar la respuesta a una pregunta que no se atreve a formular.
Aventuras, civilizaciones desconocidas, amigos y enemigos. El destino empuja a los mortales y, a los que se resisten, los arrastra.
El viento de Ania
El dios del fuego anida en el cuerpo de un joven, devora su alma y le obliga a batallar. No es la única encarnación de un dios: también el viento ha nacido, también viste de carne y de sangre, y lo considera su enemigo. Ha estallado una guerra de dioses como no la había desde hace casi dos mil años.
Grandiosos ejércitos, batallas terribles, intrigas y pulsos de poder. El destino empuja a los mortales y, a los que se resisten, los arrastra.
La tierra de Rea
La diosa de la tierra es libre, y solo piensa en su venganza. Ha tenido muchos milenios para planearla y torcer la voluntad de una criatura que pugnará por no volverse contra el dios del fuego y descargar el golpe mortal.
Lealtades, deslealtades, fidelidad, vasallaje y traición. Poder, locura, obsesión, magia. El destino empuja a los mortales y, a los que se resisten, los arrastra.
El agua de Lyosh
La diosa del agua ha decidido atacar, y su poder es tan grandioso que solo el hijo de Iara puede detenerla. Pero Lyosh reside más allá de los picos del Fin del Mundo: tierra ignota, allí donde hay dragones, civilizaciones asombrosas y seres sobrenaturales.
No todo lo que brilla es un tesoro: a veces lo más colorido es venenoso. El destino empuja a los mortales y, a los que se resisten, los arrastra.
El Don
Marca laberíntica que todos los mortales llevan en el pecho, cuyo color indica qué dios los ampara.
Los escogidos en los que el Don puro refulge por obra de un solo dios y no hay mezcla son más propios de las leyendas.
ROJO
Potestad del dios del fuego.
AZUL
Potestad de la diosa del agua.
BLANCO
Potestad del dios del viento.
CASTAÑO
Potestad de la diosa de la tierra.
IARA
Dios del fuego, padre de Ania y Rea, hermano, esposo, amante y enemigo de la diosa Lyosh. Es el creador de los humanos. Tiene dos aspectos: el sol diurno, benévolo, y el nocturno, infernal.
LYOSH
Diosa del agua, creadora de los elfos, seres sobrenaturales que no son del todo de este mundo. Madre de Ania y Rea, hermana, esposa, amante y enemiga del dios Iara.
REA
Diosa de la tierra, creadora de los morns, los primeros mortales con alma. Es conocida como Rea la Tramposa, aquella de cuya boca solo salen mentiras, a quien teme incluso el mismo sol.
ANIA
Dios del viento, dividido en ocho poderes o avatares por las ocho direcciones en que sopla. Es el creador de los trasgos, unas criaturas de inmensa potencia física.
Personajes
Darshek
Hechicero de fuego de extrema juventud, con tan solo dieciocho años fue investido de la Túnica Roja, esencia del dios sol que envuelve el cuerpo con sus lenguas de fuego.
Sharik
Hermanastra de Darshek, tiene el raro privilegio de llevar en el pecho un Don azul puro de Lyosh que brilla como una joya, algo inaudito en humanos.
Derin
Soldado de fortuna, desertor de las filas del Imperio trasgo, mercenario al servicio de quien pueda pagarlo, siempre que la tarea no sea un deshonor según la ley de Ania.
Mohari
Bárbara a los ojos del Imperio, jinete esteparia y cetrera. Imbatible con el arco largo, que dispara sin descender el ritmo de la galopada.
El elfo rojo
Shalytzanii Ben-Lash Leshkarae: único elfo de toda la tierra cuya alma es posesión absoluta del dios del fuego.
La daga dorada
La daga se ha fraguado en los fuegos del averno; la ha forjado la tierra misma con su temblor que sacude las entrañas del mundo. Es un arma creada con un único objetivo: matar a un dios.
El mundo de El ocaso del sol
Los lectores opinan:
Trasciende el género: es una aventura trepidante llena de batallas y de magia. Pero no es solo eso. Tiene varios niveles de lectura.
El primero entretiene. El segundo sorprende. El tercero emociona. El cuarto deja huella.
No había leído un libro de fantasía tan bien documentado en mi vida. Crea culturas y civilizaciones que parecen auténticas. Te las crees: son reales, respiran.
Es una vuelta de tuerca a la fantasía tradicional de espada y brujería que nos gustaba tanto de adolescentes. Nosotros hemos crecido y este libro acepta el reto: no se nos queda pequeño.